
Sergio Massa acumula poder como ministro de Economía de Argentina. Luego de una semana en el cargo ha logrado finalmente hacerse con el control de la secretaría de Energía, hasta ahora en manos del kirchnerismo. Se trata de un área clave: desde allí sale la mayor parte de los dólares que engordan el déficit fiscal y secan las reservas del Banco Central. Durante los primeros cinco meses del año, los subsidios que paga el Estado para mantener a raya las facturas hogareñas de electricidad y gas subieron 130% con respecto al mismo período del año anterior; las compras de energía al exterior, en tanto, costaron al Estado 4.641 millones de dólares. Massa tiene ahora las manos libres para aplicar una quita paulatina de esas ayudas estatales. La forma elegida ha sido una segmentación por ingresos, donde los hogares ricos paguen la tarifa completa de la energía que consumen.
La nueva secretaria de Energía obtuvo el aval de Cristina Kirchner, que ha silenciado las críticas que lanzaba contra el presidente Fernández y su gestión justo antes de que Argentina caiga al abismo. El país sudamericano vive ahora una tregua en la pelea que terminó por dilapidar el poco capital político que le quedaba al presidente Fernández. El eje del poder pasa ahora por el binomio Kirchner-Massa. Ambos han acordado una paz motivada por la necesidad de encausar la economía y dar alguna posibilidad de triunfo, aunque muy lejana, al peronismo en las generales de 2023.

“Vamos a cumplir con la meta de 2,5% del déficit fiscal [acordada con el FMI y que figura actualmente en el presupuesto]”, dijo Massa. Para eso debe empezar por bajar los subsidios a la energía, lo que supone un aumento de las tarifas de los hogares. El Gobierno ya había implementado un sistema de segmentación por ingresos que quitaba las ayudas a las familias ricas. Massa sumó ahora un esquema donde también pagará más el que más consuma: aquellos que se pasen de los 400 kilovatios perderán el beneficio, cualquiera sea su nivel de ingresos. El ajuste es aún más duro que el que le costó el cargo Guzmán, víctima del fuego amigo del kirchnerismo. Así de mal están las cosas en Argentina.
La nueva secretaria de Energía, Flavia Royón, tendrá que definir algunas cuestiones básicas. Los usuarios no saben, por ejemplo, si los 400 kilovatios de techo son mensuales o bimestrales, que es la frecuencia con que llegan a los hogares las facturas de luz. En cuanto al gas, no hay por ahora precisión alguna. Massa, en cualquier caso, tiene la venia de Cristina Kirchner para avanzar con el ajuste al que tanto se opuso, al punto que sus diputados votaron en contra del acuerdo con el FMI en el Congreso. No debería sorprender el giro de la expresidenta. La salida silenciosa de los funcionarios kirchneristas permite a Massa acumular poder, pero también lo condena a asumir el costo político de un eventual fracaso.
Publicado en El País
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