El alcalde porteño teje alianzas con peronistas y progresistas mientras coincide con el expresidente en apoyar postulantes en el interior, más allá del AMBA.

La pandemia le impide viajar por el país y la gestión sanitaria lo tiene enfocado en la Ciudad. Atraviesa el peor momento de la crisis por el nuevo coronavirus con una apuesta al límite sobre la presencialidad de las clases que podría transformarse en un búmeran. Horacio Rodríguez Larreta igual teje su armado nacional para la candidatura presidencial que buscará disputar en 2023, aunque buena parte de esas definiciones dependerán del resultado que obtenga Juntos por el Cambio (JxC) en las legislativas de este año. Sobre esos dos tiempos trabaja el alcalde porteño.

Rodríguez Larreta sabe que definirá la pelea de fondo que divide al PRO con el expresidente Mauricio Macri. Mientras baila ese minué, mantiene conversaciones con dirigentes de todo el país para la otra contienda que se juega en simultáneo con la UCR y con la Coalición Cívica. La mayoría de la dirigencia de peso de los otros socios de JxC prefieren proyectar el futuro de la alianza de derecha con Rodríguez Larreta, el vicealcalde Diego Santilli o la exgobernadora María Eugenia Vidal antes que con Macri o la titular del PRO, Patricia Bullrich, pero sin sacarlos del juego. 

Sobre esa tensión caliente trabaja Rodríguez Larreta. Su gabinete político asume que jugar de moderado frente a Macri y proyectar su gestión a nivel nacional lo transforman en un imán para la pelea electoral en las provincias. Nadie quiere cargar en forma excluyente con la mochila del expresidente. No alcanza con él, dicen, porque su única mejoría en las encuestas se ve en las variaciones de su alta imagen negativa. 

Esa foto refleja las preferencias en los territorios más álgidos de la interna del PRO: la ciudad y la provincia de Buenos Aires, donde Larreta le saca punta a su Plan Canje. La escena cambia en el interior, donde los dos adversarios del partido amarillo pueden tener más acuerdos de los esperados por imperio de la necesidad. Asumen el imperativo de contar con opciones competitivas que deberán medirse con la UCR y la CC en durísimas negociaciones internas o en las PASO. 

El territorio de mayor neutralidad entre macristas y larretistas es Córdoba. El exministro de Turismo, Gustavo Santos, cuenta con el respaldo de Macri para jugar en las próximas legislativas y Rodríguez Larreta lo apoya “para que dispute la cabeza de lista para diputados”, aclaran a Letra P en su entorno, para deslizar que desaconseja que pelee por una banca en el Senado. Ahí prefiere la continuidad de Laura Rodríguez Machado, macrista de paladar negro, exjefa de campaña en la última contienda y, por ahora, depositaria del guiño larretista. 

Para el radicalismo, Santos es un injerto. En el PRO minimizan esa lectura y se adjudican la propiedad de los votos frente a una UCR local que hasta el año pasado estuvo balcanizada. En esa interna Rodríguez Larreta puede terciar mejor gracias a la estrecha relación que tiene con el titular del Interbloque de JxC en Diputados, Mario Negri, y con Elisa Carrió, una amiga de ambos que ahora está empeñada en limar a Macri. 

Las diferencias arrecian sobre la relación con el peronismo. Casi como Carrió, Macri admite alianzas con peronistas que están a la derecha del exsenador Miguel Pichetto. El alcalde, por el contrario, está dispuesto a seducir a otras adyacencias conservadoras del peronismo y considera que una forma inteligente de licuar el peso de los accionistas actuales de la alianza se logra sumando nuevos socios. Así lo hizo en la Ciudad con la inclusión del socialista Roy Cortina, que, según dicen en la sede porteña, es la confirmación de que es un conglomerado de centro derecha. 

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De esa estrategia surgió la versión de una eventual candidatura presidencial del alcalde porteño acompañado por el gobernador Juan Schiaretti como vice. Sus impulsores confiesan que el “Gringo” ya está grande para una misión de ese calibre, pero la relación que mantienen ambos mandatarios es excelente. Sin embargo, el principal contacto del cordobesismo con el larretismo es el intendente de Córdoba Capital, Martín Llaryora. En la sede de Parque Patricios admiten que ambos hablan seguido.

En Santa Fe el panorama es similar. El expresidente respalda al diputado nacional y vice del PRO Federico Angelini. También lo hace Rodríguez Larreta y le encargó a su amigo, el diputado nacional Álvaro González, que siga ese tejido. El candidato de aparente consenso deberá medirse con algunos radicales que también prefieren a Rodríguez Larreta. Uno de ellos es el exintendente de la capital provincial, José Corral. Al igual que otros y otras dirigentes, pasó por la sede porteña. En su caso, llegó con el macrista Rodrigo López Molina, vice primero del Concejo Deliberante de Rosario. Ambos posaron para mostrarse devotos del larretismo. “Nos identificamos con Horacio, que demuestra con su gestión que hay otra manera de hacer las cosas. Es una forma de gobernar que se caracteriza por apelar al diálogo, a la moderación, pero con la firmeza de defender valores”, aseguraron. 

Tres de cada cinco votantes de JxC prefieren palomas para 2023

El gesto no es menor, porque los dos dirigentes saben del buen vínculo que tiene el anfitrión con el intendente rosarino Pablo Javkin. El dirigente del Frente Progresista Cívico y Social mantiene conversaciones asiduas con Rodríguez Larreta, pero también es un objetivo estratégico del senador nacional Martín Lousteau. El máximo referente público del espacio Evolución de la UCR considera que Javkin puede ser la “pata progresista” de JxC. Socio clave de Rodríguez Larreta en la capital, Lousteau también cree que el experimento de sumar al socialista Cortina puede ser una ventana directa para replicarlo en Santa Fe y especialmente en Rosario, cuna del progresismo santafesino.

La movida cuenta con el respaldo del exministro del Interior Rogelio Frigerio, aliado de Larreta que planea pelear por la gobernación de Entre Ríos en 2023. El vínculo es parte de la apuesta que hace toda la dirigencia que se referencia en el extitular de la Cámara baja, Emilio Monzó, ahora empeñado en construir su espacio bonaerense. De ahí los lazos con los sectores conservadores del peronismo y un contacto recurrente con el exministro de CFK, Florencio Randazzo.

Por fuera de los cuatro grandes distritos electorales, las tensiones también se extienden a otras zonas calientes como Tucumán, donde las tensiones del PRO atraviesan al radicalismo. El expresidente asumió un compromiso con el actual diputado nacional José Cano para respaldarlo en sus ambiciones electorales, pero Rodriguez Larreta tiene un “muy buen vínculo” con el peronista Germán Alfaro, intendente de San Miguel, la capital provincial. 

“Nosotros no le tememos a las PASO, por el contrario, queremos realizarlas en todos los distritos donde no podamos cerrar acuerdos de consenso”, anticipan desde las oficinas de la calle Uspallata para prevenir los crujidos que vendrán cuando la combinación de esas roscas intente ordenarse. 

Por Claudio Mardones | Letra P

Sensación Electoral