Desde el triunfo de Juntos por el Cambio en las elecciones de senadores y diputados del año pasado, los aliados demostraron -como siempre- problemas para gestionar la victoria. Poco duró el llamado a la unidad que hicieron los ganadores encabezados por Luis Juez y Rodrigo de Loredo y otros referentes partidarios.

Cuando hubo que tomar decisiones como las jefaturas de bloques en el Congreso de la Nación o buscar reemplazos a los candidatos que dejaron su cargo inconcluso para ocupar otro, no tardaron en emerger las tensiones. También hubo papelones que se aprovecharon, como el de la diputada deloredista Gabriela Brower de Koning que viajó a Disney creyendo que el año legislativo ya estaba terminado cuando avaló la sesión especial con firma. O, por ejemplo, antes del brindis de fin de año, llegó el crujido de la oposición provincial con motivo de la ley de juego online que promovieron en amonestado por la UCR, Orlando Arduh, y los cuatro legisladores del PRO.

El verano y el descenso de la rosca política traerá un poco más de calma a los convulsionados cambiemitas. Sin embargo, hay que decir que algunos no se tomarán vacaciones y tienen entre ceja y ceja el armado para la única elección que registra el calendario electoral del 2022: las elecciones municipales de Marcos Juárez.

El intendente del kilómetro cero del cambio, el macrista Pedro Dellarossa, está atento a los detalles de su sucesión. El hijo del histórico vecinalista, Henry Dellarossa, reprocha el restablecimiento de las reelecciones indefinidas y ya anticipó a periodistas locales que encabezará la boleta de concejales, mientras que mira encuestas sobre sus favoritos.

Por lo pronto, se sabe que Dellarossa iría como candidato a primer concejal y que su sucesor saldría del consenso. El macrista piensa en tres opciones para la sucesión: Verónica Crescente, actual secretaría de Servicios; y su par de Obras, Ariel Mosconi. Al pelotón se sumaría Sandra Majorel, actual titular del cuerpo legislativo de la ciudad.

La obra pública concentra el grueso de la agenda del equipo municipal en virtud de los convenios que el escurridizo Dellarossa logró trabar con el gobierno provincial y nacional.

Para el comienzo de la campaña no hay apuro, dicen desde el despacho de Dellarossa altas fuentes. Entienden que las posibilidades de triunfo son altas, a pesar de que el gobernador Juan Schiaretti, a través de sus alfiles, ya arma en la zona con el ex intendente vecinalista, Eduardo Avalle, y el peronista y actual director del Hospital Regional Abel Ayerza, Eduardo Foresi. Hay otras alternativas que se exploran también.

Hasta el momento, Dellarossa ha enviado señales positivas a los integrantes de la coalición: jugará dentro y no hará estos experimentos de gestión que muchas veces lo hacen ver más cercano al peronismo de Schiaretti que a JPC. En el PRO dan por descontado que la cabeza de lista será amarilla, en el marco de respetar el acuerdo original en ese municipio.

Ahora bien, el senador Luis Juez piensa en el 2023 y Marcos Juárez será una vidriera central para los precandidatos provinciales. Con motivo de la renovación de autoridades del Frente Cívico, Ernesto Martínez y Juez instaron a lograr instalar candidatos en cada pueblo y ciudad. El partido que, como dijo su líder, tuvo que abrir el manual de los festejos después de una saga de derrotas electorales, sufrió las consecuencias con la fuga de dirigentes valiosos y la pérdida de presencia de lugares centrales en la política como los ámbitos legislativos.

La consigna aplica con especial interés en Marcos Juárez. Juez quiere hacer valer la carta de triunfo en esa localidad que en septiembre tiene una cita en las urnas. Su hombre para la disputa del poder es Maximiliano Villareal González, jefe del Registro Civil de Marcos Juárez.

El senador es el primero que mueve, al menos para incomodar al hombre que responde directamente a Mauricio Macri y tiene la responsabilidad de garantizar un sucesor que no lo borre del mapa el domingo del escrutinio.

Publicado en Diario Alfil

Redacción Electoral