
Con un misil contra el endeudamiento de la administración de Mauricio Macri que generó la reacción del PRO y la denuncia de la “complicidad judicial con el poder económico”, el presidente Alberto Fernández logró matizar la ausencia de Máximo Kirchner en el recinto y la visible incomodidad del cristinismo con el anuncio del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que llegará al Congreso en las próximos horas.
“Bastante revolucionario estuvo al final”. La reflexión de un legislador de La Cámpora sobre el discurso presidencial resume el espíritu que reinaba en el cristinismo en la previa de la Asamblea Legislativa. El sector que conduce la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner esperaba con gusto amargo el anuncio sobre el entendimiento con el Fondo, pero el Presidente consiguió aplacar el descontento.
Fernández estaba en una encrucijada: presentar el acuerdo sin poner énfasis en las críticas a Macri y tratar de asegurarse los votos opositores o profundizar en la línea dura y tratar de contentar a los sectores críticos del Frente de Todos. Eligió lo último. En la Casa Rosada aseguran que sus palabras estuvieron en línea con lo que siempre afirmó el Presidente.
“Este acuerdo tampoco releva al Poder Judicial de avanzar en esa investigación. Los argentinos y las argentinas tienen el derecho de saber cómo ocurrieron los hechos y quiénes fueron los responsables de tanto desatino”, dijo Fernández tras anunciar que confiaba cerrar el entendimiento con el Fondo “a la brevedad”.
Las palabras del Presidente generaron la reacción inmediata de la bancada del PRO, que se retiró del recinto en medio de gritos y acusaciones ante el anuncio sobre la investigación judicial. En sus bancas permanecieron los legisladores de la UCR, la Coalición Cívica y el bloque que conduce Emilio Monzó. El Frente de Todos se unió en defensa de los dichos de Fernández. Cristinistas, massistas, camporistas, albertistas y representantes del peronismo de las provincias dieron la primera muestra de entusiasmo conjunta desde que Fernández comenzara su alocución.
Hasta entonces, las diferencias habían quedado al descubierto. Kirchner se ausentó con una excusa familiar: le hizo saber al presidente de la Cámara, Sergio Massa, que se quedaría en Río Gallegos para acompañar a su hijo en el comienzo del año escolar. Tampoco había estado en la apertura de sesiones 2021, aunque en aquella oportunidad había participado de manera remota desde Santa Cruz. Todavía era presidente del bloque oficialista.
Otra ausencia que quedó en evidencia en el recinto fue la del senador Oscar Parrilli, mano derecha de Cristina, que decidió quedarse en su provincia, Neuquén. El ministro más cristinista del gabinete, Eduardo de Pedro, tampoco estuvo. El titular de la cartera de Interior está de gira por España. En las inmediaciones del Congreso, el contraste: albertismo movilizado versus La Cámpora ausente.
El cristinismo tuvo representantes en el discurso presidencial. Las senadoras Juliana Di Tullio, Anabel Fernández Sagasti y Silvina García Larraburu; los senadores Martín Doñate, Matías Rodríguez y Mariano Recalde; las diputadas Cristina Britez, Florencia Lampreabe, Lucila Masin, Gabriela Estévez, Paula Penacca y Constanza Alonso y los diputados Emiliano Estrada y Marcos Cleri, entre otras figuras, dieron el presente en el recinto. Sin embargo, casi ninguna de ellas aplaudió durante el pasaje dedicado a la deuda, a excepción del anuncio final sobre la investigación a los responsables de la gestión macrista.
“Eso estuvo bien”, concedió uno de los integrantes del espacio. “Al menos hubo una línea política. Después, la letra chica es otra discusión”, apuntó otro cristinista. En el albertismo lo celebraron, aunque tienen claro que el apoyo a las palabras del Presidente no significan un aval al acuerdo.
Sin filtros, en el espacio que conduce la vicepresidenta califican el entendimiento con el organismo como “invotable” y afirman que implicará un ajuste que el Gobierno por ahora esconde. Pese a eso, el cristinismo también recibió bien el anuncio de que no habrá reforma laboral ni reforma previsional. Las dos afirmaciones del Presidente consiguieron un aplauso cerrado.
Fernández agregó después otro guiño al sector, cuando mencionó los aumentos de precios en materia de servicios de telecomunicaciones. “Eso fue posible porque algunos jueces dictaron medidas cautelares en favor de empresas prestatarias del servicio e impidieron la aplicación del decreto que declaraba servicios públicos a la telefonía celular, internet y la televisión por cable o satelital. A casi dos años de dictadas esas medidas cautelares no se expiden sobre el diferendo ni los tribunales que las dictaron ni la Corte Suprema que añeja la cuestión en algún armario. Esto que acabo de describir no es otra cosa que un acto de complicidad judicial con el poder económico”, dijo el Presidente, que volvió a insistir en la necesidad de avanzar en una reforma “integral del sistema de administración de justicia federal”.
“Son las dificultades que tenemos. La situación es la que es y habrá que tratar de avanzar así”, apuntó un ministro albertista sobre la discusión de una interna a cielo abierto. En el torneo de lectura de gestos de Cristina, el balance también fue positivo. “Ella estuvo bien”, sintetizó el mismo funcionario. Mientras los legisladores del PRO intentaban explicar su abandono del recinto, el FdT logró disimular su estado de situación. Al menos, hasta que el acuerdo con el Fondo llegue al Congreso, algo que se espera para las próximas horas. “El Presidente captó a la perfección el punto de sensibilidad del bloque”, resumió un diputado que transita la empinada avenida del medio todista.
Publicado en Letra P

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