Este martes al mediodía, Alberto Fernández habilitó el período legislativo 2022 sin grandes sorpresas, en lo que pretendió ser un “relanzamiento” de su gestión. Los más llamativo tuvo lugar alrededor suyo, entre la ausencia de Máximo Kirchner, una Cristina Fernández de Kirchner a la que se le había pedido hacer menos gestos y cumplió bastante bien, y la huida del PRO, cuando el Presidente se refirió a su responsabilidad en el endeudamiento espurio al que hoy debemos hacer frente.

Lo que pretendió ser un vaciamiento del evento terminó siendo un reconocimiento de su culpa, ya que los radicales permanecieron en sus lugares. Clara y nueva señal de que la UCR está dispuesta a ir por el premio mayor en 2023.

Tal como se preveía, los dos principales ejes del discurso fueron el conflicto bélico en Ucrania y la negociación con el FMI, sobre la cual Alberto Fernández prometió que “en los próximos días el acuerdo estará en el Congreso”.

Pese a que el máximo referente de La Cámpora, Máximo Kirchner, estuvo ausente, la alocución presidencial tuvo primordialmente una matriz kirchnerista, e hizo hincapié más en el pasado que en el futuro. El principal foco de tensión al interior del Frente de Todos fue su interpretación del conflicto entre Rusia y Ucrania.

“El mundo está conmovido”, enfatizó en el inicio el Presidente. “La paz del mundo se altera por la invasión militar de la Federación Rusia sobre Urania. El fantasma de una guerra vuelve a levantarse”, y a continuación llegó la teatralización, cuando dijo al hablar ante pidió hacer un minuto de silencio por los muertos por la pandemia del coronavirus y la guerra.

“La Argentina es parte de ese mundo y no puede escapar al contexto en el que está inmersa”. Y subrayó que “la guerra, en un mundo que se ha globalizado, indefectiblemente genera consecuencias sobre nuestro país”.

Allí aprovechó para formular un pronóstico teñido de demagogia: “Aún así, aún cuando esa realidad parece producir un enorme desaliento, estoy convencido que estamos viviendo un momento verdaderamente histórico para la Argentina. Un tiempo bisagra a partir del cual podemos construir el país que nos merecemos”.

A continuación el Presidente desmenuzó las responsabilidades en el endeudamiento récord de la Argentina concretado por Mauricio Macri en 2018. “No fue autorizado por el Congreso Nacional, ni fue consultado respecto de las obligaciones que el Estado Nacional asumía al tiempo de tomar la deuda”,denunció.

“El dinero que ingresó de ese préstamo no fortaleció las reservas del Banco Central porque fue enteramente utilizado para pagar deuda externa insostenible y financiar la fuga de capitales. No quedó nada del dinero recibido en Argentina. Ni un puente ni una carretera. Sólo nos quedó una deuda externa impagable”, continuó mientras los legisladores del PRO se retiraban, tratando de vaciar la Asamblea Legislativa.

Pero no les salió nada bien, porque sus socios radicales de la coalición opositora permanecieron en sus lugares y, en algunos casos, hasta realizando gestos de aprobación de la denuncia presidencial. En ese momento tuvo lugar uno de los momentos más tensos de la jornada, uando el senador mendocino Alfredo Cornejo increpó al Presidente, acusándolo de mentir a lo largo de su discurso.

“Yo no miento Alfredo me conocés, no miento”, le contestó Alberto Fernández, mientras que Cristina lo invitaba a continuar con la lectura de su discurso, pasando por alto el incidente.

Entonado por la fallida movida del PRO, el jefe de Estado ratificó que el Gobierno “llegó a un acuerdo con el staff del Fondo Monetario Internacional (FMI) que permite generar certezas” para el futuro, y aseguró que el entendimiento con el organismo “fue el mejor al que se podía llegar”. También aseguró que “en los próximos días el acuerdo estará en el Congreso”.

Allí arrancaron las garantías sobre la ausencia de una exigencia de ajuste por parte del FMI que la realidad se encargará de desmentir. “No habrá una reforma previsional. La edad jubilatoria no será alterada. Este acuerdo (con el FMI) no restringe derechos de jubilados”, aseguró.

También enfatizó que “el acuerdo con el FMI es sin políticas de ajuste y con incremento del gasto real en todos los años del programa. No contempla restricciones que posterguen nuestro desarrollo”. El acuerdo fija límites concretos y muy acotados al crecimiento argentino, pero el presidente lo omitió.

Y retomando la clave demagógica, aseguró que “esto nos pone en un camino transitable para nuestro país con mayor previsibilidad, certeza y visión de futuro, y con expansión en infraestructura e inversiones en ciencia y tecnología y en políticas sociales”.

Alberto Fernández informó que dicho acuerdo aún no está del todo cerrado. “Aún hoy seguimos negociando aspectos vinculados a la formalización de ese acuerdo que confío concluir a la brevedad. A partir de esta semana, esperamos que esté en manos de los legisladores para considerar la aprobación del acuerdo que se alcance con el staff del FMI para dar previsibilidad a los argentinos”.

Continuando con el capítulo económico, el presidente reconoció que “enfrentar la inflación es el principal desafío que tiene el Gobierno”. “Hay datos y logros que indican una recuperación de la economía” en los últimos meses. Claro está que, aunque Alberto Fernández lo pasó por alto, la mayoría de los argentinos no se benefició de ello.

Esa “recuperación de la economía permitió revertir la caída generada por la pandemia de coronavirus”, explicó. Y subrayó que la reactivación productiva “fue una de las más importantes del mundo”.

Allí ejemplificó sobre la “marcada recuperación” de distintas actividades durante 2021, como “petróleo y minería”, que alcanzaron sus mayores niveles en noviembre y diciembre (los más altos desde “2011 y 2008” respectivamente(, y las exportaciones de bienes, que “alcanzaron los 77.900 millones de dólares” en 2021.

“El agro también tuvo un muy buen 2021: Argentina tuvo récord de producción en maíz, trigo y cebada”, consignó. Y llamó la atención sobre la “industrialización de materias primas de granos sin precedente”. Aquí lanzó un centro a las economías regionales, al afirmar que en 2021 el Gobierno prosiguió con la “reducción o eliminación de derechos a exportación para la gran mayoría de los productos de las economías regionales”.

En materia energética, el presidente aseguró que “en Argentina se acabaron los tarifazos”, tras lo cual anunció “segmentación de subsidios para lograr valores razonables” en los servicios públicos.

Alberto Fernández se detuvo especialmente en lo que su entorno considera sus dos logros principales: la negociación con el FMI y el combate a la pandemia de Covid-19, sobre los cuales pretende relanzar su gestión y postularse a la reelección el año próximo.

“Ninguna persona que habita en el país quedo sin atención sanitaria” durante la pandemia de coronavirus (recordó), y subrayó que “el sistema de salud no llegó a su saturación”.

Y aprovechó para exponer la batería de políticas públicas impulsada desde el inicio de la pandemia, realizando una serie de puntualizaciones y anuncios orientados a servir como basamento para el relanzamiento de su gestión:

  • “El tiempo que ganamos con la prevención lo usamos para vacunar. Con la vacuna, el riesgo de fallecer se reduce drásticamente según todos los datos y se transita mejor la enfermedad. Ya llegaron al país más de 10 millones de dosis. Ustedes ya saben todo lo que hemos hecho para fortalecer al sistema de salud. Además, ahora iniciamos 134 nuevas obras e intervenciones para reforzar el sistema sanitario en el marco de la segunda ola, que permitirán incorporar más de 1400 camas con una inversión de 10 mil millones de pesos. También otorgamos un reconocimiento al personal de salud que está abocado a la atención de la pandemia. Ellos y ellas tienen mi agradecimiento y el de todos los argentinos y argentinas”.
  • “Continuaremos con el Programa de Recuperación Productiva a través del cual el Estado Nacional paga una parte de los salarios de los trabajadores en sectores más afectados por la pandemia. Hemos ampliado este programa a trabajadores autónomos y monotributistas afectados por las restricciones a la nocturnidad. Ampliamos el programa Potenciar Trabajo para asistir a los trabajadores del mercado informal y a desocupados afectados por la pandemia. También el incremento del salario mínimo, vital y móvil impacta positivamente sobre trabajadores y trabajadoras. Con el Programa “Producir” fortalecemos proyectos en los que participan mujeres y diversidades que hayan atravesado situaciones de violencia de género”.
  • “Seguimos apoyando a los sectores de la cultura y del turismo con diversos instrumentos. Extendimos el pago de las Becas Progresar para que cubra todo el año e incrementamos fuertemente el monto de las becas para llegar a un millón de jóvenes.Decidimos la ampliación de la AUH para lograr que más de setecientos mil nuevos y nuevas titulares accedan a ese derecho. Hemos decidido un nuevo bono para jubilados y jubiladas”.
  • “Extendimos hasta el 30 de junio la devolución del 15 por ciento de las compras con tarjeta de débito en los sectores de menores ingresos. Hemos ampliado la cobertura de la Tarjeta Alimentar y también hemos incrementado desde enero un 50 su valor. Hemos reforzado las partidas para comedores escolares, comunitarios y compra centralizada de alimentos. Todas estas medidas implicarán una inversión del gobierno nacional de más de 300 mil millones de pesos”.

En otro gesto tribunero, Alberto Fernández expresó: “Sé muy bien que la pandemia es un desafío muy grande, no sólo para todas las sociedades, sino también para cada persona y cada familia. El esfuerzo colectivo que estamos haciendo vale la pena. Comprendo cada una de las dificultades que nos plantea este momento. Las dificultades económicas, sociales y educativas. Conozco muy bien la realidad de las familias argentinas, en cada barrio, en cada zona del país. A quienes han perdido a seres queridos, quiero enviarles todo mi acompañamiento”.

Y agradeció a “todos los argentinos que ayudaron al cuidado colectivo” durante la pandemia, y a los trabajadores de la salud, los vacunadores, los científicos, los gobernadores y los ministros de salud de todo el país por su labor. En los primeros seis meses de la campaña de vacunación contra el Covid-19, el Estado argentino tuvo un desempeño excelente, que alcanzó a “más de 21 millones de dosis aplicadas”.

En la Argentina “se implementaron estrategias” de inmunización “similares a los de otros países”, señaló. La Argentina “compró vacunas producidas en Rusia, China, India, Estados Unidos y países de Europa, y empezamos a producir en el país algunas de esas vacunas”. El éxito fue tan grande que, pese a que la “llegada” de la variante ómicron que “planteó un nuevo escenario, en el que los contagios se incrementaron de manera inédita, “las vacunas protegieron a los argentinos”.

Allí llegó un nuevo palo para la oposición: “Hemos vivido una crisis que no tiene precedentes. Querer politizar tamaña tragedia cargándole culpas a quienes tuvimos el deber de gobernar en ese instante de la humanidad es tentador para algunos, pero es inaceptable.”

En el terreno de asignación de responsabilidades, el Presidente afirmó que “los salarios reales tuvieron una leve recuperación” en los últimos meses, tras superar la peor etapa de la pandemia de coronavirus. Y entonces denunció que “las políticas aplicadas durante la última dictadura militar, en el 2001 y en los cuatro años que me precedieron incrementaron el desempleo y la pobreza”.

Tampoco omitió referirse al conflicto con la Corte y el Consejo de la Magistratura, y de denunciar el pésimo funcionamiento de la Justicia en nuestro país, alineada con los poderes fácticos y corporativos, mientras que los miembros del Supremo Tribunal realizaban evidentes gestos de incomodidad.

Para el cierre Alberto Fernández realizó una serie de anuncios. El envío al Congreso de un proyecto de ley de empleo joven, para “facilitar la inserción de los jóvenes en el mercado de trabajo”, la multiplicación de la adquisición de computadoras para proveer a los estudiantes y docentes de las escuelas públicas y políticas activas en beneficio de los discapacitados, entre otras.

Y anunció que “Avanzaremos en convertir los planes sociales en empleo formal recurriendo a la formación en oficios, capacitación y fomento de la terminalidad educativa; mediante la registración de la economía popular; y a través de 340 bancos de maquinarias y herramientas.” Para concluir, el presidente declaró que “Un proyecto no se sostiene con una coalición sino con la vocación de representar a las mayorías”.

“De este modo estoy ratificando mi vocación de diálogo. La pandemia nos exige una inmensa responsabilidad. Y es la política quien debe tomar las decisiones y encontrar las respuestas al desafío que enfrentamos. Esto es mi responsabilidad y es nuestra tarea colectiva”, aseveró.

Todavía es pronto para evaluar el impacto real del discurso presidencial. Sobre todo en las consecuencias que podría tener el retiro del PRO del recinto con su actitud frente al tratamiento del acuerdo con el FMI. Un allegado al presidente le bajó los decibeles en off a esta preocupación: “Si no lo aprueban Macri y varios más podrían ir en cana y la sociedad tomaría conciencia no sólo de quién es la responsabilidad del endeudamiento, sino también de la decisión de hundir aún más a la Argentina, impidiendo el arreglo”.

El oficialismo, dentro de todo, salió bien parado del acto. Sin gestualidades descalificatorias de Cristina y con un discurso que apuntó a restablecer la unidad interna. En la oposición, en tanto, el incendio parece estar descontrolado.

Publicado en Agencia Nova

Redacción Electoral